Descripción
Casa de alto standing situada en tranquila zona residencial muy próxima a las playas de Sa Riera, Aiguafreda y Sa Tuna. Construida en un 60% sobre una parcela de 1.700 m2, la vivienda de 392,55 m2 se distribuye en dos plantas. Amplios y diáfanos espacios interiores desde donde se disfrutan de unas excelentes vistas al mar, a las islas Medes y el parque natural de Aiguafreda. La casa dispone de amplias terrazas, grandes ventanales, piscina desbordante, amplio garaje, … todo ello con unos acabados de calidad superior.
En la planta 1 ª y encontramos una amplia sala de estar, cocina office, baño de cortesía y garaje. En la planta baja seis habitaciones dobles, cuatro de ellas suite, y una de ellas con jacuzi. Dispone también de un baño y vestuarios para la zona de piscina.Des de todas las estancias de la casa se accede a grandes terrazas y jardín.
Begur
La silueta impresionante del castillo medieval, erigido en el siglo XI, marca el carácter de esta población, ubicada entre las montañas de la Gavarra y el Cap de Begur. La pequeña ciudad y sus playas de agua cristalina figuran entre las partes más bellas de la Costa Brava.
En los últimos años, Begur ha cambiado mucho. En las callejas antiguas, con casas históricas, que se han restaurado cuidadosamente, se hallan boutiques modernas, restaurantes de última tendencia y bonitos cafés. La arquitectura de la ciudad sorprende con mayestuosos edificios de estilo colonial construidos por los repatriados de Ámerica en el siglo XIX , ubicados al lado de torres de defensa de los siglos XVI y XVII, que habían de defender la ciudad de ataques piratas. En las estrechas calles que conducen al castillo, se encuentran pequeñas casas pescadoras, también restauradas recientemente. Donde antiguamente vivían marineros, pescadores y comerciantes, hoy se mueven los turistas del país.
La iglesia parroquial gótica está consagrada a San Pedro. En los bancos de piedra alrededor, está sentada gente del pueblo, charlando y disfrutando la sombra dada por la iglesia. Nosotros nos sentamos en un café y contemplamos el barullo en la plaza.
Luego, emprendemos la subida al Castell de Begur. Ciertamente, el
esfuerzo vale la pena. Tenemos una
vista fantástica sobre el mar y las montañas. Sa Riera, Aiguafreda,
Sa Tuna, Platja Fonda, Fornells y Aiguablava se llaman las calas más hermosas de la costa alrededor de Begur.
Ambiente caribeño domina la ciudad del 31 de agosto hasta el 2 de septiembre, teniendo lugar la Fira d’Indians. Desde el siglo XVI hasta el siglo XIX Cuba fue una colonia española. En aquellas épocas muchos catalanes emigraron en
ultramar para empezar una nueva vida. Algunos realmente hicieron una fortuna y construyeron casas espléndidas cuando volvieron.
Begur nunca ha olvidado el pasado compartido con la isla caribeña,
organizando cada año una gran fiesta de calle: un mercado colonial, músicos cubanos, trajes multicolores y deliciosos caipirinhas producen ambiente caribeño en medio de la Costa Brava. ¡No se lo pierda!
A veces los pequeños paraísos se encuentran directamente delante de
nuestra puerta. De Platja de Pals un camino panorámico pasa por el acantilado y sigue hasta las calas de Begur. Ya se nos había hablado de este camino, pero no nos imaginabamos que sería tan maravilloso. Finales de setiembre: el dios del tiempo nos depara un tiempo perfecto para una excursión y después de la fuerte lluvia el paisaje experimenta una segunda primavera, así que aprovechamos para irnos a Pals.
El verde de una vegetación exhuberante ante el azúl cielo del mar así nos da la bienvenida la Platja de Pals. Delante de nosotros se hallan las Illes Medes. Al final de la playa inmensa podemos ver rocas que parecen esculturas exóticas. Incontables catamaranes yacen en la playa y esperan al viento. El fin de semana aquí tienen lugar los campeonatos españoles. Por unos momentos nos paramos y contemplamos las preparaciones de los concursantes para la siguiente carrera. Luego escalamos las rocas y seguimos el amplio camino hacia Begur. Pescadores prueban su suerte. Niños saltan de una torre de rocas al mar y nadan a la playa de l’Illa Roja. La Platja de l’Illa Roja es paradisíaco y como en tiempos de Eva y Adán se baña desnudo. En la bahía de al lado algunos jovenes han puesto música y bailan como si quisieran parar el tiempo, para que el verano nunca se acabe.
Detrás de la próxima subida se halla la Cala Sa Riera. Se nos ofrece un panorama de postal: arena blanca, el agua clara y azúl; la playa llena de pequeños barcos pesqueros y las casas blancas rodeadas por bosques de pinos.
Tomamos algo en un café en el paseo de la playa, todavía fascinados por el ambiente. El camarero nos sirve pan con tomate y zumo de naranja fresco. Fuera de la temporada la Cala Sa Riera seguramente es una de las bahías más bonitas de la Costa Brava.
Detrás de Sa Riera el camino continua hasta una curva, pero allí acaba en la nada. Se nos ofrece el último panorama pintoresco: rocas amarillas contrastan con el agua azúl y las velas blancas. Volvemos despacios a la playa de Pals, donde pasamos una tarde tranquila. Si dios nos ha expulsado del paraíso, nosotros hemos encontrado la puerta trasera.